Gimnasio de Instituto a nombre de José García Murcia

HISTÓRICO GIMNASIO DEL INSTITUTO MÁS ANTIGUO DE LORCA LLEVA EL NOMBRE DE JOSÉ GARCÍA MURCIA (“PEPE MURCIA”).

En la década de los años 40 del siglo pasado, en 1944, se inauguró en Lorca (Murcia) el primer Instituto Nacional de Enseñanza Media, construido como tal, al que le dieron el nombre del Ministro de Educación Nacional de entonces… Dicho centro contaba con instalaciones deportivas al aire libre, incluida una pista de atletismo, pero no con un espacio cubierto. Veinte años más tarde, en el 1964 se construye el gimnasio.

El Gimnasio del Instituto es un edificio sencillo desde el punto de vista arquitectónico, singular, emblemático, de las escasas muestras de instalaciones deportivas de aquella época y que han llegado hasta nosotros en la actualidad, en todo el territorio nacional, tanto en estructura como en equipamiento. Su mera presencia otorga al entorno personalidad e historia.

Ininterrumpidamente, durante 47 años fue lugar donde se impartieron las actividades gimnasticas y hasta la E.F. que conocemos hoy; así, hasta la fecha del 11 de mayo, del año 2011, cuando dos fatídicos terremotos dañaron gravemente el núcleo urbano de la ciudad de Lorca. Destrozaron o dañaron cientos de edificios, miles de viviendas, y la práctica totalidad de los monumentos históricos de Lorca. El gimnasio histórico del viejo instituto, no fue una excepción.

Desde el inicio, la decisión de demoler el gimnasio fue la primera opción por parte de los técnicos de la Consejería de Educación. Muchos pensaban que no había nada que hacer por conservarlo, y que sería demolido. Pero, hete aquí que, una vez más, el empuje de José García Murcia hizo cuestionar esta decisión, explorar otras posibilidades y que había batalla por librar. Con su capacidad de liderazgo, buscó asesoramiento técnico, y consiguió rodearse de personas y entidades para la causa de salvar el peculiar gimnasio; desde su claustro, el AMPA y el Consejo Escolar. Entidades como “El Foro de Educación Física y Deporte” de Lorca, organizando unas jornadas en su defensa posibilitando la intervención de expertos de ámbito nacional, como el profesor Manuel Hernández Vázquez y Pere Manuel Gutiérrez. Y otras entidades como el COLEF de Murcia.

En junio de 2015, se consiguió la declaración como bien catalogado por su relevancia cultural tanto para el instituto como para el gimnasio. Tras cuatro años, se había dado un paso importante para evitar su demolición, y ahora había que lograr su restauración y rehabilitación funcional. Pepe Murcia, con su hacer reivindicativo, consiguió el apoyo de numerosos colectivos culturales, educativos, deportivos, sociales y políticos que se sumaban en la demanda de reforma y plena revitalización de lo que ya se había convertido en símbolo y referente histórico, el gimnasio del Instituto más antiguo. Así que, después de once años cerrado, y de su demolición inminente en 2011, se consiguió su restauración y su inauguración el pasado 11 de mayo de 2022.

Desde el primer momento en que se albergó la posibilidad de que se podía salvar el gimnasio, no hubo la más mínima duda. En secreto, con la máxima discreción, desde su instituto, y a sabiendas que contaban con el apoyo de distintos colectivos, acordaron tácitamente cómo se debía bautizar al gimnasio tras su remodelación. ¿Quién podría representar el espíritu indomable, a veces insolente, atrevido, valiente, siempre entusiasta, siempre presente donde hubiera una inquietud para impulsar, apoyar o sostener la llama del deporte, sea en Lorca, su comarca, o en cualquier parte de la Región de Murcia? Alguien que hubiera participado en aquellos años sesenta y setenta de la efervescencia del incipiente movimiento deportivo, que hubiera sido monje y cocinero, gestor y directivo, entrenador, profesor, dinamizador… Alguien, que cuando todos daban por perdido el edificio, hizo a todos levantar la mirada y dudar. Alguien, que nunca dejó de creer, de soñar y de luchar por un sueño. Alguien que sigue estando, aunque jubilado.

Los miembros de la comunidad educativa, claustro, consejo escolar, AMPA, siempre lo tuvieron claro. Finalmente, a principios del pasado curso 2021-22, se decidió oficialmente denominar al gimnasio histórico JOSÉ GARCÍA MURCIA, “PEPE MURCIA”, en reconocimiento al compañero y profesor de Educación Física, que durante tantos años ha inculcado el amor por el deporte a sus alumnos y alumnas y que ha apostado y trabajado por la dinamización de la actividad deportiva en Lorca.

A esta decisión se sumó el propio Ayuntamiento de Lorca, y distintos colectivos sociales y deportivos de la comarca y Región de Murcia.

Desde la Asociación de Antiguos Alumnos del INEF de Madrid nos mostramos orgullosos por este reconocimiento a nuestro socio y amigo Pepe Murcia, y nos congratulamos de compartir este noticia con vosotros. Felicidades, Pepe.

Homenaje a Esteban Vicente

Alfredo Boné Pueyo, Vicente Rasueros González y sus compañeros de la VIII promoción (1974-78) del INEF de Madrid, hacen este pequeño y merecido homenaje a Esteban Vicente, tristemente fallecido. Desde la Asociación de Antiguos Alumnos del INEF de Madrid nos unimos al dolor de sus familiares y amigos. DEP compañero.

ELEGÍA A UN AMIGO DEL ALMA

Elegía a un amigo del alma… 26 de diciembre de 2022

 

Amanece en Ordesa.  Es invierno en el Pirineo y ahí estas tú…

rememorando a Rabadá y Navarro, pero sólo, en mitad de la pared como tantas  veces…

Sólo en la Oeste del Naranjo, sólo en el Tozal del Mallo, y ahora sólo en este espolón

de techos interminables… con tus pantalones vaqueros y el jersey de lana que te hizo tu madre.

Viviste una vida plena, una vida de aventuras, de emociones irrepetibles…

Una vida de amistades,  sólidas e inquebrantables, como las de quienes te acompañaban en tus locuras de juventud…

Locuras que tú demostraste que no lo eran, locuras censuradas por algunos y admiradas por muchos…

Cagigal entre ellos… cuando te defendió en Deporte 2000… frente a quienes censuraban tu primera invernal de la Oeste.

Soria, Salamanca, Madrid, Lanzarote y finalmente “Picos”, esos picos queridos, que te conquistaron para siempre…

Esos Picos que nos hiciste amar a los demás, junto a esos “Perrucos” tuyos que acabaron siendo nuestros…

Fueron jalones, en tu recorrido incansable por descubrir nuevos espacios en tu sed de aventuras…

Si hubieses nacido 500 años antes, habrías sido Corsario y habrías dado tu vuelta al mundo

con tu Marea Errota… arropado por tus incondicionales, como siempre…

Tus dotes para el liderazgo eran innatas… y tu entrega en la amistad, inconmensurable.

Al racimo de amigos que has dejado, se nos rompe el alma al pensar que ya no volveremos a ver

esa sonrisa encantadora… esa mirada limpia…  ese sentido del humor tan tuyo…

Has tenido suerte Esteban… Mucha suerte de tener a tus hermanas… y de tener a tus amigos…

Mucha suerte de haber vivido  la Vida que soñaste cuando correteabas por los montes de Soria y Salamanca.

Anhelaremos tu espíritu de aventura, tu determinación para alcanzar retos imposibles…

Tu voluntad férrea para superar lo insuperable;

echaremos en falta  los momentos alrededor de la lumbre en tu casa de Picos… y a tu Lucía, vaciándote la leñera.

Pero viviremos día a día, con tu recuerdo, con tu pasión… con la amistad que nos regalaste…

Te has ido en compañía de los tuyos, pero vivirás siempre en nuestros corazones

y en los paisajes de las montañas que tanto amaste…

¡Hasta pronto amigo…!

Alfredo Boné Pueyo y sus compañeros de la VIII promoción INEF Madrid

Esteban Vicente Jiménez

Nos ha dejado, a los 69 años, víctima de una larga enfermedad, Esteban Vicente Jiménez, compañero de la VIII promoción (1974-78). Fue un personaje único, irrepetible… por su forma de ser, carisma, carácter, voluntad…que le llevaron hacer cosas increíbles. Realizó escaladas en solitario invernal comprometidas e innovadoras, entre mediados y finales de la década de los setenta. Y lo más importante: ayer, cuando partió, dejó muchos amigos.

Piragüista, escalador, diseñador y constructor de un velero bellísimo, escritor de un manual de piragüismo y de un libro del Valle de Liébana visto desde el aire… Esteban fue un hombre de una arrolladora personalidad que llevó a cabo proyectos increíbles pues, cuando se proponía un objetivo, ningún obstáculo le hacía rendirse, pues nada le parecía imposible.

Esteban fue piragüista. Uno de los mejores de la época. Y decidió hacerse escalador con el ímpetu y el arrojo que le caracterizaban. En una época (la década de los 70) en que en el mundo del alpinismo y la escalada lo habitual era seguir unos pasos definidos hasta poder realizar actividades al más alto nivel… apareció de pronto, como un torbellino, Esteban Vicente. Un piragüista que conocía poco del mundo de la escalada (y lo decía), muy poco las técnicas de la escalada (y lo decía) y que, sin embargo, se lanzó a realizar la primera escalada invernal ¡en solitario! a la Oeste (vía Rabadá/Navarro) del Naranjo de Bulnes en febrero de 1976. Y, como algunos dudaron de aquella actividad tan adelantada a su tiempo, la repitió -también en solitario- al invierno siguiente.

Hay que situar esta escalada en la época para saber lo que representó. La primera ascensión invernal de la Rabadá/Navarro del Naranjo, que llevaron a cabo, en febrero de 1973, dos cordadas (Miguel Ángel García Gallego “el Murciano” y José Ángel Lucas en una, y, en la otra, César Pérez de Tudela y Pedro Antonio Ortega «el Ardilla”) fue una escalada seguida casi en directo por los medios de comunicación de la época, despertando un interés inaudito en la sociedad.

Eran varios los motivos por los que la invernal del Naranjo despertó tanto interés. En primer lugar los accidentes mortales que tuvieron lugar en los intentos previos. En segundo la “competición” que generaba las cordadas que coincidían en intentarlo al mismo tiempo aquel invierno de 1973. Otro motivo fue la fama que en aquel momento tenía Cesar Pérez de Tudela, un escalador con gran capacidad de comunicación quien, por diversos motivos, principalmente su participación en algunos de los trágicos rescates que habían tenido lugar durante los intentos previos de esta invernal, era un personaje tremendamente popular en nuestro país.

Tras esta primera invernal que tanta difusión tuvo en nuestro país, que llegara tres años después (el 24 y 25 de febrero de 1976) Esteban Vicente, alguien que no formaba parte del mundo de la escalada de la época, afirmando que había realizado en solitario invernal la Rabadá/Navarro de la Oeste del Naranjo creó tanta conmoción que hubo quienes no le creyeron. Así que volvió al invierno siguiente, la repitió y la filmó. La filmación nunca vio la luz porque una avería de la cámara de 16 mm hizo que la película quedara inutilizable. Pero un grupo de amigos -entre los que me encontraba- seguimos en directo la escalada. Compartimos muchos días de espera en el refugio de Urriellu, y le filmamos desde Tiros de la Torca y otros puntos situados en los alrededores del Picu.

Esteban Vicente también realizó otras escaladas invernales en solitario: la Brujas del Tozal de Mallo y la Rabadá/Navarro del Gallinero. También escaló en solitario y en el día todas las vías del Torreón de los Galayos.

Una persona tan inquieta e innovadora como Esteban no podía quedarse quieto en el piragüismo ni en la escalada. Un día, desde su canoa, contempló un gran velero. Le impactó y decidió construirse uno. No tenía conocimientos náuticos ni dinero. Lógicamente, para una personalidad como la suya esto no era un problema. Reunió un grupo de amigos, les explicó el proyecto y juntos se lanzaron a construir un gran velero (de 31 metros de eslora y mas de 120 toneladas) con el que dar la vuelta al mundo por la ruta de Magalles Elcano.

Esteban Vicente, que había estudiado INEF, no sabía nada de ingeniería, nada de barcos, pero estaba dotado de una gran inteligencia espacial y una aún mayor habilidad manual -sobre todo trabajando la madera-, realizó los planos de la réplica de la goleta del siglo XIX (que lógicamente fueron revisados por un ingeniero naval). El grupo de amigos se fue a vivir al albergue existente en el Puerto de Piqueras (Soria), con el objetivo de gestionar este albergue y así generar fondos, mientras talaban los árboles y se hacía con la madera con la que fabricarían, lejos del mar, las piezas del barco.

Posteriormente, en el puerto de Lekeitio, les prestaron un viejo astillero (que era poco más que un gran cobertizo) donde, a lo largo de tres años, construyeron La Goleta Fue un proyecto muy loco, pues no tenían recursos económicos (en ocasiones incluso para comer tenían que tirar de imaginación), pero Esteban Vicente, Inés Zalba -su mujer en aquel momento- y el resto de los amigos que le acompañaban en esta «locura» no se dejaron echar atrás ante ninguno de los muchísimos problemas que encontraron. Por suerte, en un momento de la construcción, les apareció un gran patrocinador -que luego se retiró- pero les dio un último empuje. El “Marea Errota”, como fue bautizada la goleta, fue botada el 15 de mayo de 1984 en medio de una gran fiesta que vivió con ilusión el pueblo de Lekeitio.

Diversos problemas hicieron que el “Marea Errota” no llevara a cabo su proyecto de dar la vuelta al mundo. El velero estuvo durante casi dos décadas en Lanzarote realizando excursiones con turistas. Esto proporcionó a Esteban Vicente recursos económicos para llevar a cabo su siguiente gran proyecto: construirse la casa de sus sueños (lógicamente diseñada y construida en madera por él mismo) al pie de esas montañas que tanto significaban para él: los Picos de Europa.

Dicho y hecho, buscó un lugar bellísimo en el Valle de Liébana, al que solo se podía acceder por una pista de varios kilómetros desde el pueblo más cercano. Y allí construyó una casa absolutamente única pues Esteban Vicente, además de tener una gran capacidad para diseñar espacios, tenía un altísimo nivel como carpintero. En madera construía piezas únicas que solo alguien con gran creatividad y dominio del arte de la carpintería podría llevar a cabo.

En este casa del Valle de Liébana vivió Esteban Vicente gran parte de su vida. Disfrutando de los Picos de Europa, del Valle de Liébana… y de la construcción en madera, pues su casa fue un proyecto vivo que siempre siguió adelante con diferentes cambios y reformas pues la imaginación de Esteban Vicente no tenía fin a la hora de continuar dando forma a aquel espacio que tanto amaba y significaba para él.

Y, en medio de ello, Esteban Vicente se lanzó a vivir un nuevo sueño. Se hizo piloto privado de helicóptero, se compró su propio helicóptero (un pequeño Robinson R22) y disfrutó de muchas horas de vuelo.

¿Qué había sido de la Goleta Marea Errota? La competencia de otros barcos hizo cada vez más difícil su supervivencia económica llevando turistas. Por suerte, el gobierno de Cantabria la apadrinó durante varios años, bajo el nombre de “Cantabria Infinita”. Con base en el puerto de Santander siguió navegando hasta que, acabado este acuerdo, y dada la grave enfermedad que comenzó a padecer Esteban, cambió de nuevo su nombre por Atyla, para convertirse en un barco escuela internacional que en la actualidad capitanea Rodrigo de la Serna, sobrino de Esteban.

La grave enfermedad que padecía, que sabía irreversible, nunca desanimó a Esteban. Mantuvo su energía y empuje hasta el final. Siempre creando nuevas piezas para su casa que reflejan su genialidad trabajando la madera.

Desde ayer Esteban ya no está con nosotros. Pero en el Valle de Liébana, al pie de los Picos de Europa, queda una de sus grandes obras: la casa que soñó y construyó rodeada de esos paisajes que tanto amaba.

Su otra gran obra, el velero Atyla, surca los mares de Europa siguiendo el sueño de Esteban. Pocos personas imaginarán, cuando contemplen esta goleta, que la proyectó, construyó y capitaneó alguien que nunca había navegado, que tampoco tenía recursos económicos. Una persona para quien no existía la palabra imposible.

En el mundo de la escalada Esteban Vicente pasó como un auténtico terremoto realizando en muy poco tiempo, en solitario invernal, grandes rutas míticas, dejando una gran huella en quienes le conocimos. Esteban Vicente no era solo la increíble capacidad que tenía de llevar a cabo proyectos únicos, era sobre todo su arrolladora personalidad, su carisma, su energía, vitalidad, la manera que tenía de transmitir sus vivencias y realizaciones, el cariño con el que trataba a sus amigos.

Con Esteban Vicente se nos ha ido un personaje único, irrepetible. Y el Valle de Liébana y los Picos de Europa han perdido a una de las personas que más han amado (y disfrutado) sus paisajes y montañas. DEP, compañero.

(Desnivel.com)

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo

Jesús Tortosa, 9º Dan de Taekwondo

En nuestra página web nos gusta informar de los éxitos de nuestros asociados. Hoy es el turno de nuestro socio nº 215, Jesús Tortosa Alameda, de la promoción 1.983/88.

El próximo 18 de diciembre recibirá, muy merecidamente, el 9º Dan de Taekwondo. El 9º Dan es el grado más alto al que puede llegar un practicante de Taekwondo mediante exámenes y entrenamiento.

Enhorabuena Jesús; estás a un paso de “Gran Maestro Supremo”. Pero que te lo den en vida, no como a otros…

Nuestras más cordial enhorabuena y que sigan los éxitos.

Gimnasio de Instituto a nombre de Fernando Ureña

Como sabéis desde la Asociación queremos ir dando noticias sobre los reconocimientos que a muchos de los asociados les hacen especialmente por su labor y trayectoria profesional.

La palabra «reconocer» tiene muchos matices, aunque para nosotros el más relevante es el de «agradecimiento». Por eso nos hacemos eco del merecido reconocimiento obtenido por Fernando Ureña Villanueva, nuestro socio nº 131, en el centro educativo donde ha desarrollado la mayor parte de su labor docente.

Todos los que conocemos a Fernando sabemos que su tesón, perseverancia y esfuerzo ha contribuido a lo largo de todos estos años a dignificar la Educación Física y hacer de ella una disciplina que año a año se ha hecho más estratégica y más relevante en el currículo escolar.

Dicho reconocimiento ha consistido en ponerle su nombre a uno de los dos gimnasios con que cuenta el IES Floridablanca de Murcia, donde como hemos mencionado desarrollo la mayor parte de su trayectoria profesional, y donde ocupó diversos cargos entre ellos el de director del Centro, haciendo del mismo, durante su dirección, un referente a nivel provincial.

Fernando con su gran sentido de la responsabilidad, ética, disciplina, humildad, sencillez, pasión y compromiso con la Educación Física podemos decir que es de las personas que realmente dejan huella, por ello le damos desde aquí nuestra más sincera enhorabuena.